El emprendedor crea una empresa o un proyecto empresarial por seis diferentes razones diferentes a las del empresario convencional que pueden, no obstante, complementarse entre sí, aunque la existencia de una de ellas es suficiente para la creación de una empresa o un proyecto innovador empresarial.
Un empresario desde el punto de vista clásico y neoclásico es esencialmente un organizador de factores de producción (para los clásicos y neoclásicos los factores eran: tierra, trabajo, capital y tecnología) que contrata en mercados competitivos de inputs y bajo una “ficción legal”, que es la empresa, produce a partir de las transformaciones de esos inputs determinados outputs al mercado. Un empresario aquí -dado que contrata todos los inputs en los correspondientes mercados- podría considerarse como un mero contratista que realiza contratos organizadamente de todo el proceso productivo hasta la venta del output final. Un emprendedor desarrolla su propia idea de negocio, su propio concepto y dedica todos los recursos propios, ajenos y contratados posibles para desarrollar su proyecto.
Un empresario desde el punto de vista de la teoría de la decisión es la persona que afronta la incertidumbre asociada a las actividades empresariales. El empresario crea la “ficción legal” de la que responde según la personalidad jurídica que adopte, además asume y gestiona el riesgo, proporcionando seguridad a los accionistas y a los proveedores, pagos de salarios anticipados a los trabajadores, y bienes y servicios en tiempo y forma a los clientes. El emprendedor en cambio es capaz de asumir más riesgo o es menos adverso al riesgo pues cree firmemente en su idea de negocio.
Un empresario suele trabajar con tecnologías ya conocidas y tiene la capacidad de adaptarse a sectores variopintos. Un emprendedor puede ser considerado al buen conocedor de determinadas nuevas tecnologías que permiten lograr grandes economías de escala a partir de las indivisibilidades de ciertos factores de producción y de activos específicos. De hecho, el emprendedor suele seguir su proyecto en un amplio abanico de responsabilidades buscando y convenciendo a trabajadores y colaboradores con afinidades para que se impliquen en su proyecto.
Un empresario está siempre pendiente de la competencia potencial de sus rivales en los mercados. Un emprendedor estás más centrado en hacer cooperar a los demás en su propio proyecto innovador. El emprendedor es como uno de aquellos “Mumis” de las sociedades ancestrales de jefatura que perseguían realizar su proyecto y convencer a los demás para que le sigan.
Un empresario persigue la maximización de su beneficio individual a través de la minimización de costes y aumentos de productividades. Un emprendedor tiene objetivos más ambiciosos. No sólo le preocupa su beneficio individual sino el desarrollo de su proyecto o idea de negocio, el crecimiento de la misma y la huella que pueda dejar en el bienestar de este mundo.
Un emprendedor puede ser un trabajador dependiente de una institución o una empresa. Un empresario crea o gestiona una empresa que ha heredado o que un grupo de accionistas le han encargado gestionar con una participación amplia en el capital de la empresa.
Escrito por Pablo Coto Millán. Director del máster de comercio, transportes y comunicaciones internacionales. Master Transcom de la Universidad de Cantabria.
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