Una de las acepciones más extendidas en el mundo académico es la de reconocer la importancia de la gran obra de Adam Smith hasta el punto que habitualmente se le denomina el padre de la Economía. Pues bien, Harari (2018) escribe que el capitalismo surge de las ideas del crecimiento económico que expone Adam Smith en la obra “Riqueza de las naciones”, publicada en 1776, Smith (1979). Así, cuando el sistema financiero permite hacer desaparecer los límites de crecimiento que imponía el crédito antiguo nace el capitalismo comercial e industrial. Para ello Harari (2018) pone el ejemplo de una emprendedora que quiere poner una pastelería y necesita los servicios de un constructor para realizar la construcción de la pastelería. Si la emprendedora no tiene en funcionamiento la pastelería no tiene ingresos y sin ingresos no puede pagar al constructor. La única forma de emprender es convencer al constructor de que realice la obra y que reciba el pago una vez que la pastelería esté en funcionamiento. A esta situación de círculo vicioso Harari (2018) la llama el “dilema del emprendedor”.
Por otra parte, Harari (2018), también señala que la humanidad estuvo atrapada durante miles de años en este “dilema del emprendedor”, por lo cual las economías del mundo estuvieron congeladas. Menciona, por otra parte, que hasta 1500 d. C. la humanidad se mantuvo estática en términos per cápita. Es a partir de 1500 d. C. cuando la renta per cápita de la humanidad que era de 400 euros pasa a llegar en la actualidad a 6.500 euros. A partir de 1500 d. C. la manera de salir del “dilema del emprendedor” es la aparición de un nuevo sistema basado en la confianza en el futuro.
Más adelante en el texto Harari (2018) reconoce que este sistema crediticio basado en la confianza, por el cual se puede utilizar dinero futuro, se remonta hasta el antiguo Imperio Sumerio. Por eso el sistema no es tan nuevo.
La idea que se le ocurre a Harari en el mundo anterior a 1500 d. C. es que la gente no confiaba en que el futuro fuera mejor. En general pensaban que el futuro sería como el presente o peor. Es como si pensaran que la riqueza se genera en un juego de suma cero en donde lo que ganan unos lo pierden otros, por ello la economía en conjunto no podía ir mejor, en todo caso igual o peor. Esta idea no está apoyada en ningún dato, ni en ningún autor.
El “círculo mágico” -que resuelve el “dilema del emprendedor”– de la economía moderna, según Harari (2018), es ilustrado por él con el ejemplo de la pastelera, el constructor y el banco del modo siguiente.
Un constructor concluye una obra e ingresa en el banco 1 millón de dólares. El constructor ve otra oportunidad y sugiere al banco que preste -o una emprendedora pastelera lo pide prestado- dinero a la emprendedora pastelera por 1 millón de dólares. Con ese dinero la emprendedora paga al constructor para que le construya la pastelería y el constructor ingresa 1 millón de dólares en el banco. Con lo cual el banco tiene ahora 1 millón de dólares que le ha prestado a la pastelera, (que la pastelera le devolverá en cómodos plazos durante, por ejemplo, 30 años años) y 2 millones de dólares que ha depositado el constructor, de los que éste utilizará parte para comprar materiales de construcción para la pastelería y para pagar salarios a los trabajadores de la obra. Según Harari (2018) el banco sigue teniendo 1 millón de dólares, aunque tenga la promesa del pago de un préstamo de 1 millón de dólares y el depósito en cuenta de 2 millones de dólares que en cualquier momento puede retirar el constructor. Señala Harari que es el mismo millón de dólares. Después dice que el constructor, como muchos constructores ya iniciada la obra sube el precio de la pastelería a 2 millones de dólares y que de nuevo la emprendedora se ve obligada a pedir prestado 1 millón, que de nuevo el constructor deposita en el banco. ¿Cuánto dinero hay en el banco finalmente? Según Harari el banco tiene el mismo millón de dólares inicial y el constructor 3 millones de dólares. Más adelante Harari señala que “las leyes bancarias estadounidenses permiten que realice este ejercicio otras siete veces”. Con lo cual el constructor tendrá 10 millones de dólares en su cuenta, aunque el banco siga teniendo solo 1 millón de dólares. Como el constructor tenía ya 3 millones de dólares, entre el depósito inicial de 1 millón y otros 2 millones de la obra de la pastelería y al banco las leyes estadounidenses le permiten repetir el proceso otras siete veces al final Harari (2014) dice que tiene 10 millones de dólares. Es posible que haya un error de traducción, pues el constructor podrá repetir la venta a emprendedores de pastelerías, zapaterías y cuantas otras obras le contraten sin límite.
Lo que Harari (2018) describe tan desafortunadamente es el proceso de creación de dinero bancario que cualquier manual de Economía explica perfectamente. Se puede decir que un cliente (por ejemplo, el constructor) deposita 1 millón de dólares en efectivo, el banco pone en reserva por ejemplo el 10%, como establece la normativa en EE.UU. Las leyes norteamericanas que señala Harari. El otro 90% lo presta y lo invierte. Por ejemplo, si el banco lo presta para comprar una pastelería en EEUU, puede prestar 900.000 dólares. La emprendedora pastelera recibe los 900.000 dólares y le paga al constructor 900.000 dólares que los deposita en el banco. De esos 900.000 dólares el banco debe dejar en depósito el 10% de nuevo y puede prestar 810.000 dólares a otro cliente que desee construir, por ejemplo, otra pastelería que de nuevo pagaría al constructor que a su vez ingresaría tal dinero en el banco. El proceso se repite para pastelerías cada vez más baratas o bien en otros proyectos de emprendedores hasta que el último préstamo que realiza el banco es tan pequeño como 1,126 dólares, si a esta cantidad se le quita el 10% sólo quedaría para prestar 1,013 dólares. Esto es así pues un banco puede prestar e invertir dinero de los depósitos que le hagan sus clientes hasta el 90%. Esto es, ha de mantener por seguridad unas reservas o coeficiente de caja del 10%. Esto puede observarse en el siguiente Cuadro 1:
Cuadro 1: Proceso de creación de dinero
Depósitos ($) Reservas (%) Resto prestable o invertible ($)
1.000.000 10% 900.000
900.000 10% 810.000
810.000 10% 729.000
……………………………………………………………………….
……………………………………………………………………….
1,126 10% 1,013
Fuente: elaboración propia
Si el banco puede prestar e invertir dinero hasta el 90%, siempre dejando el 10% en reservas, el proceso lo puede repetir hasta que el banco ha generado 9 millones de dólares en deuda de sus clientes y 1 millón de dólares de dinero efectivo en el banco. Esto coincide con el resultado final de Harari (2018) ya que habrá 10 millones de dólares en la cuenta, pero no han sido generados porque el constructor parta con una dotación inicial de 1 millón, luego venda una obra primero en 1 millón y luego suba la obra a 2 millones, y finalmente, el banco repita siete veces la operación. Es posible generar 10 millones de dólares así pero no es adecuado si lo que se quiere es explicar el proceso de creación de dinero bancario. Se han generado los 10 millones de dólares como consecuencia del proceso de creación de dinero bancario con un coeficiente de caja o proporción de dinero en reservas efectivas del 10% tal y como se ilustró en el Cuadro 1.
El proceso que quiere ilustrar Harari para hablar del “círculo mágico del emprendedor moderno” es el siguiente. Los emprendedores, constructores y bancos tienen confianza en el futuro, los bancos dan crédito a los emprendedores hasta los límites legales de mantenimiento de reservas de seguridad, con ese dinero pagan a constructores que depositan su dinero en los bancos, dinero que de nuevo puede ser prestado a emprendedores pasteleros, una vez reducida la cantidad en los límites legales, según van pagando los pasteleros, los bancos van teniendo más dinero que a su vez prestan a nuevos emprendedores pasteleros.
Un banco tiene muchos inversores que depositan su dinero en el mismo esperando una ganancia y seguridad. Los constructores, industriales y emprendedores piden préstamos para sus aventuras empresariales. Los bancos invierten y prestan manteniendo unas reservas del porcentaje fijado legalmente que depositan su dinero en el mismo. El proceso de creación de dinero se paralizaría si todos los depositantes solicitaran sus depósitos al mismo tiempo. En realidad, eso es lo que ocurre con los pánicos bancarios.
Harari (2018) señala que es la creencia optimista en el crecimiento sin límites de los economistas la que ha hecho que se pasara de creer en un juego de suma cero en el funcionamiento de la actividad económica, esto es, donde todo lo que uno gana lo pierde otro, a un juego en donde todos pueden ganar si se crece.
Lo que Harari (2018) parece no percibir es cómo la humanidad evoluciona a lo largo de la historia y no percibe que precisamente la “cooperación natural”, la “cooperación social”, el trabajo en equipo y la especialización proporcionan juegos que no son de suma cero, esto es, juegos en donde todos pueden ganar
Desafortunadamente, sustenta su argumento en que a pesar de que seamos conscientes de los límites de los recursos tenemos fe en la salvación futura que nos proporcionarán los científicos y los emprendedores aplicando los avances tecnológicos para aumentar la suma de la producción y la riqueza indefinidamente.
Cuando se refiere al pastel global alude a la interpretación de Smith (1979).
Harari (2018) resume el pensamiento de Adam Smith en las siguientes frases: “Lo que Smith dice es, en realidad, que la codicia es buena, y que al hacerme rico yo beneficio a todos, no solo a mí. El egoísmo es altruísmo.”
Es verdad que Smith (1979) señala como causa del crecimiento económico la división del trabajo y que con ella el pastel para todos sería mayor, por lo cual todos estaríamos mejor. Lo que señala Smith es que la mano invisible equilibra los beneficios de los empresarios y los salarios de los trabajadores, de modo tal que si aparecen beneficios o salarios extraordinarios estos desaparecerán como consecuencia de los ajustes del mercado. Sin embargo, a largo plazo Smith concluye en un equilibrio de estado estacionario.
El análisis de Smith es que, a mayor riqueza de una nación, mayor es la acumulación del capital, mayor la división del trabajo, mayor la productividad, mayor la producción, mayores los salarios, mayor la renta per cápita, mayor el consumo y de nuevo mayor riqueza de la nación. El proceso se repetiría sucesivamente. Sin embargo, Smith destaca que el proceso de acumulación de stock de capital hará más difícil encontrar inversiones rentables y por ello los salarios de los trabajadores se ajustarían a la baja, dando lugar a un descenso de población, menores niveles de consumo y menor riqueza, hasta llegar a un estado estacionario.
Las relaciones expuestas configuran un círculo de retroalimentación positiva: el crecimiento de la renta hace que el capital crezca y el crecimiento del capital hace que la renta crezca. Parece que se trata de un proceso sin fin. No obstante, como se ha señalado Smith concluyó en que el proceso terminaría en un estado estacionario.
Harari, Y.N. (2018): Sapiens. De animales a Dioses. Debate. Undécima reimpresión.
Smith, A. (1979): Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones. Fondo de Cultura Económica. Primera reimpresión de la primera edición en español realizada en 1794, y de la primera edición inglesa de 1776.
Escrito por Pablo Coto Millán. Director del máster de comercio, transportes y comunicaciones internacionales. Master Transcom de la Universidad de Cantabria.
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