En la antigüedad las instituciones de los Imperios Chinos hicieron que el talento se desperdiciara y que la corrupción fuera habitual en el funcionamiento económico. Hoy, Jack Ma, fundador de Alibaba y Ant Group, Ren Zhiqiang, empresario del sector inmobiliario y Xiao Jianhua, empresario gestor de activos, entre otros, desaparecen perseguidos por mostrarse críticos con los reguladores estatales chinos
Se sabe que por lo menos a partir de la dinastía Zhou China tuvo funcionarios dedicados a administrar el Estado. Al principio, la mayoría de los cargos de mayor importancia eran asignados a familiares del soberano y a la nobleza. Sin embargo, con la dinastía Tang el sistema de mandarines remplazó al anterior. A partir del año 605, cuando se celebraron los primeros exámenes imperiales, los funcionarios del estado comenzaron a acceder al cargo por medio de un riguroso sistema de oposiciones públicas. En ellas se examinaba a los candidatos de sus conocimientos literarios y filosóficos. Esto desplazó a la nobleza de la administración, que se vio forzada a acceder a la misma participando en los exámenes o por vías alternativas como el ejército.
El acceso al mandarinato se convirtió en el principal vehículo de ascenso social de la China Imperial, y los mandarines se convirtieron en la base de la clase media y alta de China. No formaban una burguesía propiamente dicha, por cuanto los prejuicios confucianos despreciaban las actividades comerciales.
Aunque el sistema de reclutamiento del mandarinato por medio del sistema de exámenes imperiales se mantuvo largamente inalterado entre el año 605 y 1912, las características del mandarinato evolucionaron con el tiempo. Nominalmente igualitarios por estar abiertos a todos los súbditos del emperador, preparar los rigurosos exámenes imperiales era muy costoso, con lo que los mandarines tendían a provenir de las clases acomodadas de China, que eran las únicas que podían permitirse educar a sus hijos para que aprobaran los exámenes.
Todo ello hizo que el talento en china se desperdiciara y que las instituciones fueran corruptas.
La dinastía Qing que gobernó de 1644 a 1912, fue la última de China. En el siglo XIX, los Qing tuvieron que hacer frente al colonialismo occidental en las dos Guerras del Opio (1839-1842 y 1856-1860) contra el Reino Unido. Derrotada China por la nación europea, fue forzada a firmar tratados y pagar compensaciones, permitir la extraterritorialidad y ceder el puerto de Hong Kong a los británicos. La Primera guerra chino-japonesa (1894-1895) eliminó la influencia de los Qing en la península de Corea, además de ceder el control de la isla de Taiwán a Japón. El debilitamiento del régimen Qing incrementó los problemas internos.
En 1898, el Emperador Guangxu de la dinastía Qing desarrolló una importante labor reformista introduciendo el telégrafo y el ferrocarril y aboliendo prácticas tradicionales como el vendaje de los pies en las mujeres. También planeó una serie de reformas para establecer una monarquía constitucional moderna, pero fue destronado por la emperatriz Ci Xi, en un golpe de Estado. La rebelión de los bóxers de 1899-1901, un movimiento en contra de la influencia extranjera en el país, debilitó aún más al gobierno Qing. Finalmente, la revolución de Xinhai terminó con la dinastía Qing y estableció la República China.
El 1 de enero de 1912 se estableció la República de China, siendo nombrado Sun Yat-Sen su presidente interino. Sin embargo debió ceder la presidencia a Yuan Shikai, un antiguo general de los Qing, quien en 1915 se proclamó Emperador de China. Ante la condena del pueblo y la oposición de su propio ejército, se vio forzado a abdicar y restablecer la República.
Luego de la muerte de Yuan Shikai en 1916, China se encontraba políticamente fragmentada. Su gobierno con sede en Pekín fue reconocido internacionalmente pero virtualmente carecía de poder; los señoríos regionales controlaban la mayor parte del territorio. A finales de los años 1920 el Kuomintang liderado por Chiang Kai-Shek, pudo reunificar el país bajo su control con una serie de hábiles maniobras militares y políticas. Su gobierno trasladó la capital nacional a Nankín y aplicó la «Tutela Política», una etapa de desarrollo político descrita en la doctrina de San-Min de Sun Yat-sen, la cual pretendía encaminar a China hacia una democracia moderna. Desde el estallido de la Guerra Civil China en 1927, el Kuomintang combatió a los comunistas, aunque la división política hizo más difícil este conflicto, en el que los nacionalistas parecían llevar inicialmente la ventaja, especialmente después de que los comunistas huyeran en la Larga Marcha, pero se había producido la invasión japonesa de Manchuria forzó a Chiang Kai-Shek a centrar sus esfuerzos en enfrentarse al Imperio de Japón en la Primera Guerra chino-japonesa.
La Segunda Guerra chino-japonesa (1937-1945) se solapa con la Segunda Guerra Mundial y obligó a los comunistas y al Kuomintang liderado por Chiang Kai-Shek, a pactar una tregua y crear una alianza. Las fuerzas japonesas cometieron numerosos crímenes de guerra en contra de la población civil. En total, cerca de veinte millones de civiles chinos murieron. Japón se rindió ante China en 1945. Taiwán, junto con las Islas Pescadores, fueron puestos bajo el control administrativo de la República de China, quien inmediatamente reclamó su soberanía en ellos. Aunque la nación resultó victoriosa, quedó devastada por la guerra y financieramente agotada. Los conflictos continuos entre el Kuomintang y los comunistas provocaron la reanudación de la guerra civil. En 1947 se estableció el mandato constitucional, pero debido a los constantes disturbios en muchas provincias, la constitución nunca fue puesta en marcha en la China continental.
Los enfrentamientos más importantes de la guerra civil china entre comunistas y constitucionalistas terminaron el 1 de octubre de 1949, cuando el Partido Comunista de China tomó el control de la parte continental del país y el Kuomintang se retiró a la isla de Taiwán, lo que redujo el territorio de la República de China a solo Taiwán, Hainan y las islas circundantes. La República Popular China fue proclamada el 1 de octubre de 1949 por Mao Zedong. Había dos nombres para la República Popular: China comunista y la China Roja. En 1950, el ejército de la República Popular China arrebató Hainan a la República de China.También en 1950 invadió el Tíbet, derrotando al débil ejército tibetano, que en 1913 el Dalai Lama había declarado independiente. Durante los años cincuenta las fuerzas nacionalistas continuaron con la insurgencia en el oeste del territorio chino.
Mao Zedong fomentó el crecimiento demográfico y la población casi se duplicó, pasando de 550 a más de 900 millones durante el período de su liderazgo, que se extendió hasta 1976. Sin embargo, el Plan Económico y Social a Gran Escala, conocido como el Gran Salto Adelante fue un fracaso y produjo una hambruna que se cobró la vida de 45 millones de personas.
Entre uno y dos millones de líderes campesinos fueron ejecutados acusados de estar «en contra de la revolución». En 1966, Mao y sus aliados lanzaron la revolución Cultural que trajo consigo un periodo de represión política que perduró hasta su muerte.
En octubre de 1971 la República Popular China sustituyó a la República de China en las Naciones Unidas. Al año siguiente, en la cima de la división entre chinos y soviéticos, Mao Zedong se reunió con Richard Nixon para establecer por primera vez relaciones diplomáticas con los Estados Unidos.
Después de la muerte de Mao Zedong en 1976 y la detención de la Banda de los Cuatro —a quienes se les inculpó por los excesos de la Revolución Cultural—, Deng Xiaoping tomó el poder e implementó una serie de reformas económicas. Posteriormente, el Partido Comunista dejó de ejercer el control gubernamental sobre las vidas personales de los ciudadanos y las comunas se disolvieron en favor del arrendamiento privado, lo que se tradujo en un aumento de incentivos y de la producción agrícola.
Desde estas reformas económicas se estableció el paso de una economía planificada centralmente a una economía mixta, con un entorno de mercado cada vez más abierto. Se pasa de un comunismo centralizado a un socialismo de mercado con características chinas. República Popular China adoptó su actual constitución el 4 de diciembre de 1982. No obstante, en 1989, la violenta represión de las protestas estudiantiles en la Plaza de Tiananmen produjeron la condena y sanciones hacia el gobierno chino por parte de varios países.
El presidente Jiang Zemin y el premier Zhu Rongjr lideraron la nación en los años 1990. Bajo su administración, el buen funcionamiento económico chino sacó a cerca de 150 millones de campesinos de la pobreza y mantuvo una tasa promedio de crecimiento del PIB anual de 11,2 %. El país se unió formalmente a la Organización Mundial de Comercio en 2001 y mantuvo su alto índice de crecimiento económico bajo la presidencia de Hu Jintao en la primera década del siglo XXI. Sin embargo, el rápido desarrollo del país también ha impactado negativamente en los recursos naturales y en el medio ambiente de su territorio, causó importantes movimientos sociales. Los estándares de vida han continuado su rápido progreso pese a la recesión de finales de los años noventa. Sin embargo, el control político centralizado permanece sin cambios.
En 2013, Xi Jinping y Li Kegian asumieron el cargo de presidente y premier, respectivamente.Con estos últimos mandatarios, se han iniciado una serie de nuevas reformas de la economía, que en años recientes ha sufrido inestabilidades estructurales y una desaceleración en el crecimiento. La administración de Xi Jinping también ha anunciado reformas en el sistema penitenciario y en la política del hijo único.
A finales de 2019, en Wuhan se produjo el brote inicial del virus SARS-Cov-2 causante de la pandemia COVID-19.
Parece que estas costumbres permanecen hoy en las instituciones políticas de China. Los dueños y señores del gobierno chino persiguen a sus empresarios de éxito. Jack Ma, fundador de Alibaba y Ant Group, Ren Zhiqiang, empresario del sector inmobiliario y Xiao Jianhua, empresario gestor de activos, entre otros, desparecen perseguidos por mostrarse críticos con los reguladores estatales chinos.
Escrito por Pablo Coto Millán. Director del Master en Comercio, Transportes y Comunicaciones Internacionales (Master TRANSCOM) de la Universidad de Cantabria.
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